José Mota no falló en su cita anual con la previa de las Campanadas en TVE. Esta, no por muy esperada y previsible, fue decepcionante. Más bien al contrario.
El cómico manchego hizo un retrato fino y certero de las muchas sombras que han sobrevolado durante el último año la sociedad y la política españolas. Cataluña fue protagonista de dos gags con mucho regusto televisivo: Artur Mas convertido en Mad Max y motorizado hacia la independencia, tropezándose con algún que otro peaje en el camino.
Y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, montando el Belén, literalmente, con pastores manifestándose y energías renovables en el establo del niño Jesús en lugar de bueyes. Su homónima madrileña, Manuela Carmena, tampoco escapó a la sátira: hilarante, musicalizada, acertada pero en su punto, ni demasiado blanca ni excesivamente ácida.
La única pega para Mota es la elección de la película El resplandor de Kubrick como hilo conductor del especial, pues complicaba la comprensión de las sátiras a los no versados en el filme.
En este valle de lágrimas de la actualidad patria, convertido en risa con trasfondo de reflexión, La Moncloa apareció como un hotel de cadáveres políticos. Eso sí que daba miedo.